domingo, 29 de noviembre de 2009

Reinado de Carlos I de Inglaterra (1625 - 1649)

Cuando en 1603 murió la reina Isabel I de Inglaterra sin dejar descendientes y Jacobo, hijo de María I de Escocia, subió al trono, el primer rey Estuardo de Inglaterra, Escocia e Irlanda; la situación política cambió: su falta de tacto con el Parlamento, debido a su idea del derecho divino de los reyes, desembocó en un largo conflicto, que se agudizaría con la sucesión del trono por parte de su segundo hijo, Carlos I.

La tendencia hacia el absolutismo de Carlos I hizo que mantuviera relaciones muy tensas durante su reinado con el Parlamento inglés, que pretendía controlar sus arbitrarias creaciones de impuestos y su reformismo religioso. Durante este reinado se suceden dos guerras civiles entre los partidarios del rey y los del Parlamento. Carlos I fue víctima del radicalismo político siendo sentenciado a pena de muerte por alta traición al Estado en 1649.

Ya desde el comienzo del reinado, en 1625, la boda del rey Carlos con Enriqueta María de Francia, provocó las iras de sus súbditos protestantes porque la reina era católica. Carlos creía, como su padre, en el derecho divino de los reyes y en la autoridad de la Iglesia de Inglaterra. Estas creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego disolvió reiteradamente unas tres veces, gobernando aproximadamente unos once años sin él, en el periodo llamado "Once años de tiranía". Cuando las arcas del gobierno empezaron a vaciarse, y las necesidades tanto internas como externas (conflictos bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia católica) se incrementaban cada vez más, Carlos, se vio forzado a reunir lo que se denominó el "Parlamento largo" con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los parlamentaristas le exigían ciertas garantías políticas. Tras ciertas disputas políticas, el Parlamento se dividió entre los que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban, estallando de esta manera una guerra civil en 1642.

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