domingo, 29 de noviembre de 2009

CAUSAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Rivalidades territoriales: entre Francia y Alemania perdura el contencioso de Alsacia−Lorena.
El
nacionalismo francés no deja de reivindicar los territorios.
Polonia continúa dividida entre Austria, Rusia y Prusia.
Las fuerzas nacionalistas polacas reivindicaban la resurrección de Polonia.

Trazado de fronteras entre Albania y Grecia, el Epiro norte de habla griega es adjudicado por una comisión a Albania.
Las islas turcas del mar Egeo suscitan tensiones entre turcos y griegos, bajo la mirada ambiciosa de los italianos.
La cuestión de los estrechos: los alemanes arman al ejército turco y modernizan sus fortificaciones.
El gobierno ruso mira con inquietud la presencia alemana.
La inseguridad de las fronteras de unas zonas, las reivindicaciones nacionalistas en otras son elementos que deben ser considerados en la tensa situación internacional de 1914.
Rivalidades psicológicas: los estados de ánimo colectivo producido por la política de armamentos que fue un resultado de la tensión pero que a su vez contribuyó a agravarla.
Los estados aumentan sus ejércitos y armamentos y Francia, por ejemplo, eleva el servicio militar a tres años.
Son fuerzas excesivas para la paz.
Para conseguir que los parlamentos y la opinión pública aceptasen el aumento de las cargas militares, los estados mayores se ven obligados a insistir en el peligro de la guerra. La prensa se hace del riesgo y abundan las innovaciones patrióticas, en Alemania se glorifica la idea de la guerra.
En Francia y en Gran Bretaña la opinión pública reflejó unas más hondas actitudes pacifistas.

CRISIS BALCÁNICAS:
Mientras tanto, una serie de crisis sacudía los Balcanes. Allí a comienzos del siglo XX la situación era muy confusa.
El Imperio Turco en un estado avanzado de disolución, conservaba todavía una franja de territorio desde Constantinopla hacia el Oeste hasta el Adriático.
Al sur de aquella franja se encontraba una Grecia

Restauración de los Estuardo: Carlos II (1660 - 1685) y Jacobo II (1685 - 1688)

En 1660, Carlos II restablece la monarquía y la dinastía Estuardo en Gran Bretaña, manteniendo una relativa tranquilidad después de terminada la guerra civil.

Jacobo Estuardo (hermano de Carlos II) pasó a ser lord almirante supremo de Inglaterra. En 1672 Jacobo anunció públicamente su conversión a la fe católica. Al año siguiente, el Parlamento inglés aprobó la Acta de Prueba, por las que los católicos quedaban inhabilitados para el desempeño de cargos públicos, y Jacobo dimitió como almirante supremo. En 1679, la Cámara de los Comunes trató de excluir a Jacobo del trono, sin éxito.

A la muerte de Carlos en 1685, Jacobo se convirtió en rey. Apartó a muchos de sus seguidores con sus severas represalias, sobre todo como consecuencia de una serie de juicios represivos conocidos por el nombre de "Juicios Sangrientos". Jacobo trató de ganarse el apoyo de los disidentes y de los católicos en 1687, poniendo fin a las restricciones religiosas, pero sólo consiguió aumentar las tensiones. El nacimiento de su hijo, Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, el 10 de junio de 1688, pareció garantizar la sucesión católica. Poco después, los líderes de la oposición invitaron al yerno de Jacobo, Guillermo de Orange, más tarde Guillermo III de Inglaterra, a hacerse con el trono inglés, desencadenando así la
Carlos II restaura en el trono la dinastía Estuardo.

La primera guerra civil inglesa (1642 - 1645) y La segunda guerra civil inglesa (1648 - 1649)

La primera guerra civil inglesa (1642 - 1645)


El enfrentamiento entre el poder parlamentario y el poder real se saldó a favor del primero, moderando el rey su política absolutista y viéndose controlado por el Parlamento. Fue entonces cuando éste aprobó numerosas leyes anti-absolutistas. Por ejemplo, se eliminó la Corte de la Cámara estrellada, se retiró el poder al rey de disolver el parlamento y se condenó a muerte a William Laud, arzobispo de Canterbury y al conde de Strafford, gran aliado del rey.

Dos años antes, Oliver Cromwell, había vuelto al Parlamento tras su retiro en 1629. Cuando estalló la guerra civil en 1642, reunió un regimiento de caballería, para combatir en favor de la causa parlamentaria. Con este contingente logró un gran prestigio como militar durante la primera fase de la guerra.

La segunda guerra civil inglesa (1648 - 1649)


Las disputas entre los partidarios del rey Carlos I que se encontraba encarcelado por las fuerzas parlamentarias y los del "Parlamento largo" persistieron. Sin embargo los escasos apoyos monárquicos entre los propios parlamentarios cesaron cuando el rey escapó, se alió con los escoceses y desencadenó de nuevo la guerra civil en 1648. Cromwell reprimió una rebelión en Gales y derrotó a los escoceses en Preston (agosto de 1648). De nuevo se puso de parte del Ejército en contra del Parlamento, que intentaba reanudar las negociaciones con Carlos. En el mes de diciembre, autorizó la expulsión de la oposición, dejando sólo a unos pocos miembros que estaban de acuerdo con la designación de una comisión que juzgara al Rey por traición. Fue una guerra caballeresca, en la que Oliver Cromwell terminó venciendo, con su Batallón de los Santos (Ironsides), a los promonárquicos. El fin del enfrentamiento supuso el enjuiciamiento por alta traición del rey y su posterior decapitación, teniendo como consecuencia la proclamación de la única república en la historia inglesa.

La república representaba las aspiraciones de la burguesía, de una sociedad capitalista puritana.

La política pasará a ser en gran medida impuesta por los intereses comerciales al Gobierno. Significó el triunfo de la burguesía, la aceptación de su moralidad, del principio de que los hombres tienen derecho a hacer lo que se les antoje con lo que es suyo, que el beneficio del

Reinado de Carlos I de Inglaterra (1625 - 1649)

Cuando en 1603 murió la reina Isabel I de Inglaterra sin dejar descendientes y Jacobo, hijo de María I de Escocia, subió al trono, el primer rey Estuardo de Inglaterra, Escocia e Irlanda; la situación política cambió: su falta de tacto con el Parlamento, debido a su idea del derecho divino de los reyes, desembocó en un largo conflicto, que se agudizaría con la sucesión del trono por parte de su segundo hijo, Carlos I.

La tendencia hacia el absolutismo de Carlos I hizo que mantuviera relaciones muy tensas durante su reinado con el Parlamento inglés, que pretendía controlar sus arbitrarias creaciones de impuestos y su reformismo religioso. Durante este reinado se suceden dos guerras civiles entre los partidarios del rey y los del Parlamento. Carlos I fue víctima del radicalismo político siendo sentenciado a pena de muerte por alta traición al Estado en 1649.

Ya desde el comienzo del reinado, en 1625, la boda del rey Carlos con Enriqueta María de Francia, provocó las iras de sus súbditos protestantes porque la reina era católica. Carlos creía, como su padre, en el derecho divino de los reyes y en la autoridad de la Iglesia de Inglaterra. Estas creencias le enfrentaron con el Parlamento, que luego disolvió reiteradamente unas tres veces, gobernando aproximadamente unos once años sin él, en el periodo llamado "Once años de tiranía". Cuando las arcas del gobierno empezaron a vaciarse, y las necesidades tanto internas como externas (conflictos bélicos con Escocia, al tratar de imponer la liturgia católica) se incrementaban cada vez más, Carlos, se vio forzado a reunir lo que se denominó el "Parlamento largo" con el fin de recaudar fondos, pero a cambio, los parlamentaristas le exigían ciertas garantías políticas. Tras ciertas disputas políticas, el Parlamento se dividió entre los que estaban a favor del rey, y los que no lo estaban, estallando de esta manera una guerra civil en 1642.

La Revolución inglesa es el periodo de la historia del Reino Unido que abarca desde 1642 hasta 1689. Se extiende desde el fin del reinado de Carlos I de Inglaterra, pasando por la República y el Protectorado de Oliver Cromwell y finaliza con la Revolución Gloriosa, que destituye a Jacobo II.